El auge del e-commerce dispara los accidentes mortales con furgonetas (La Vanguardia)
27.04.18
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Casi 1000 personas en 5 años han muerto en España por percances con este tipo de vehículos
XAVIER GRAU
El incremento espectacular del comercio electrónico en todo el país ha contribuido también al aumento del transporte y reparto de paquetería y mensajería de manera tan notable que aparece también como una de las nuevas causas del incremento de los accidentes protagonizadas por furgonetas con un balance de 935 muertos y casi 4.600 heridos graves en los últimos 5 años.
Los accidentes que implican a furgonetas, con un riego de ser mortales un 35% superior al de los turismos, se han disparado un escalofriante 41% en global. El número de lesionados graves crece en un 94% y se consolida una preocupante tendencia al alza expuesta en el estudio Furgonetas en la carretera: ¿un riesgo para la seguridad vial? Análisis y evolución de su siniestralidad (2011-2015) presentado ayer en Madrid.
Aún sin ser la causa única –hay que añadir el incremento de autónomos y de conductores que alquilan una furgoneta sin preparación- la salida de la crisis económica y el aumento del comercio electrónico centra la reflexión del análisis realizado por la Fundación Línea Directa en colaboración con el Instituto Universitario de Investigación de Tránsito y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia (INTRAS). De manera tajante lo relata pata La Vanguardia el director general de la Fundación, Francisco Valencia: “queríamos reflexionar sobre cómo está afectando a las cifras de accidentalidad la salida de la crisis o el boom del e-commerce en España, que, en la última década, ha crecido un 17% anual”.
El auge del comercio electrónico y sus efectos en el tráfico se suma a la saturación de vías urbanas e interurbanas en un país con más de 3,1 millones de autónomos y más de 2,3 millones de furgonetas circulando. A partir de la encuesta a más de 1202 conductores y 304 repartidores profesionales, Valencia revela que el 55% de los conductores -un porcentaje equivalente a unos 14,5 millones de automovilistas- piensan que “los repartidores incumplen más las normas que el resto, sobre todo por aparcar en cualquier sitio (81%) y por distraerse mucho, especialmente con el GPS y el móvil” (72%)”.
Esta inquietante fotografía resulta del análisis de los 445.000 accidentes con víctimas registrados en España por la DGT entre 2011 y 2015 que implicaron a 755.000 conductores y a 41.000 furgonetas. A estos se han sumado 940.000 siniestros recogidos por Línea Directa Aseguradora entre 2011 y 2017 con 23.000 furgonetas implicadas.
Las largas jornadas de los conductores de furgonetas y las condiciones de estrés en el trabajo a causa del exceso de tareas y la exigencia de máxima puntualidad en las entregas provocan que estos profesionales aparezcan como culpables en 2 de cada 3 accidentes registrados. El accidente más habitual que implica a furgonetas suele ser un siniestro múltiple, normalmente alcance trasero contra un turismo, con conductores varones de entre 35 y 45 años experimentados al volante. Autovías y autopistas sobre las ciudades son las vías habituales de estos percances y los accidentes con furgonetas suelen producirse entre las 12 y las 13horas, especialmente los viernes y durante los meses de julio y octubre.
El 68,5% de los conductores entrevistados -equivalente a 18 millones de automovilistas según esta investigación- relaciona la siniestralidad creciente con las consecuencias del comercio electrónico en calles y carreteras y proponen medidas de solución rotundas. Estas pasarían por la incorporación de tacómetros a las furgonetas como usan los camiones, mejorar la regulación y uso de las zonas de carga y descarga y crear un carné específico para conducir estos vehículos.
El peligro de los conductores ocasionales
Esta formación especial aparece como urgente al comprobar que la mayoría de conductores desconoce el manejo de una furgoneta y lo relaciona erróneamente con un turismo. El 81% de los conductores ocasionales de furgonetas –la típica ayuda para realizar una mudanza, por ejemplo- desconoce la forma más segura de colocar la carga, el 75% ignora los límites de velocidad y el 46% nunca fija la carga adecuadamente en sus traslados.
“No hay que olvidar que las furgonetas pesan más que los turismos”, explica Valencia, “y llevan mucha más carga y su centro de gravedad se sitúa más alto, con lo que tienen una mayor propensión al vuelco”. Y añade que “casi el 40% de los conductores ocasionales de furgonetas creen que los límites de velocidad de estos vehículos son los mismos que los de los automóviles”.
Queda demostrado que las nuevas modalidades de transporte y de reparto provocan que conductores inexpertos alquilen furgonetas sin la necesaria capacitación y el con siguiente riesgo. Además, según datos de la DGT, estos vehículos suelen ser antiguos y estar en mal estado, con un 60% más de deficiencias que los turismos. Los riesgos mecánicos afectan a los neumáticos, los frenos y la dirección, factores que se agravan con la antigüedad del parque de furgonetas en España con una media de 16 años en funcionamiento –un 20% más antiguas que los turismos-. Pero la gran “asignatura pendiente de los repartidores”, cuenta Valencia, es vigilar el mantenimiento ya que “el 33% reconoce que su vehículo se encuentra en un estado deficiente o mejorable”.
Cataluña, detrás de Baleares y delante de Asturias, es la segunda comunidad con más siniestros de este tipo con una ratio de 7,3 accidentes por cada 1.000 furgonetas que ha crecido un del 18% desde 2011. Cantabria y Navarra son a su vez las que registran menos siniestros con furgonetas. En Canarias estos accidentes han crecido un espectacular 170% desde 2011 y en Murcia se da un aumento del 145%. En Cantabria y País Vasco la tendencia es, contrariamente, de positiva evolución. El crecimiento de la tasa de siniestros conjunta por cada 1000 furgonetas se ha elevado en 5 años hasta un 18,4% en el caso de las furgonetas cuando en el caso de los turismos ha crecido un 8,6%.
A pesar del crudo relato de cifras, el director general de la Fundación Línea Directa en la necesidad de “no criminalizar a los repartidores”, sino contribuir al “desarrollo de su actividad con total seguridad”.