¿Cuánto cuesta el seguro de este violín? (Vanguardia)
20.07.18
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Los instrumentos musicales se aseguran contra daños, contra robos y contra accidentes de transporte
XAVIER GRAU Publicado a 20-07-2018 5:46
El coste del seguro de un violín valiosísimo de 35.000 euros, como el que robaron a al músico Dani Cubero en Barcelona en noviembre de 2017, se sitúa alrededor de los 230 euros al año. Un gesto fácil y económico que muchos músicos profesionales olvidan a pesar de herramientas como las que sirve la correduría Casablancas, con su tarificador online, que permite en segundos conocer la prima para asegurar cualquier tipo de instrumento. El precio final del seguro dependerá de varios factores como su área de cobertura, España, Europa o el mundo entero. Otro elemento fundamental que condiciona la prima del seguro es la certificación de un acreditado lutier, que normalmente es de confianza del músico.
Desde 31,85 euros para el violín o el clarinete de un joven estudiante hasta los 40 euros para un instrumento valorado en unos 6.000 euros. Con primas de 1.200 a 2.000 euros para instrumentos de orquesta por valor de 300.000 euros hasta pólizas a medida y sin franquicia para percances como golpes, caídas, incendio, robo, atraco, hurto o daños por agua… el sector asegurador cubre cualquier riesgo para lo que el experto Marc Morera, de la correduría Casablancas, considera “el tercer brazo de un músico, su instrumento”. O la mayor inversión de un coleccionista o inversor como el que en 2011 pagó 11,5 millones de euros por el Stradivarius Lady Bunt de 1721 pulverizando todo record anterior.
Es tal vez el violín el instrumento más azaroso, más romántico, más delicado y más relacionado con el virtuosismo desde que Nicolò Paganini certificara en el XIX su talento y su técnica como compositor e intérprete. Y sigue siéndolo hoy, elemento referente de la orquesta y pasión insana para los amantes de lo ajeno como certifican páginas web de localización y denuncia como la especializada db.strings.
De incalculable valor sentimental y artístico para cada músico, y también con un valor material y económico a proteger, digamos coloquialmente con una póliza stradivarius a medida, el violín o cualquier instrumento musical es un bien asegurable de importancia. Alrededor de 20.000 euros al año destina la OBC, Orquestra Simfónica de Barcelona i Nacional de Catalunya al seguro de los instrumentos de la institución, según indica desde el departamento de producción de la entidad Núria Torrens. Un seguro que cubre los instrumentos como timbales, contrabajos y percusiones propiedad de la OCB ya que la mayoría de otros instrumentos suelen ser propiedad de cada músico. Son éstas, tarifas estándar que se modifican en casos excepcionales como galas y giras como la próxima que la OCB prepara para el año que viene alrededor de Japón y que requerirá mayores primas y mayores coberturas.
El asegurador por excelencia de instrumentos musicales y “actos de cultura”, como le gusta confesar a Marc Morera, es desde los años 80 la correduría Casablancas que, con sede en Sabadell (Barcelona), cubre los riesgos de más de 10.000 músicos y sus instrumentos. Aunando pasión por la música y por los seguros, esta empresa familiar, referente en España, atiende los principales coliseos, las más destacadas orquestas y los más virtuosos músicos del país que son referencia internacional. No en vano, la correduría en manos ahora de la tercera generación, reúne en la saga familiar a tres instrumentistas de primera línea con el violín, la viola y la trompeta y a dos expertos del seguro de instrumentos en quien confían instituciones como el Gran Teatre del Liceu, el Palau de la Música, la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla; compañías teatrales como Dagoll Dagom o La Cubana e instituciones como la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.
Apasionado, directo, con algunos tanteos y colaboraciones en el mundo del teatro con Tricicle, Marc Morera se desvive por el arte y por lo seguros: combinación aparentemente incompatible a no ser por la peripecia familiar. Fue allá por los 90 cuando la madre, Carmen, al frente de una correduría tradicional de seguros, cayó en la necesidad de asegurar un valioso violín que adquirieron, no sin esfuerzo, de las manos de un prestigioso luthier, para la formación musical de sus hijos ya veinteañeros y que apuntaban maneras de artista.
Y de la necesidad virtud. Ese primer violín, ese primer seguro, se funde hoy en el nacimiento de la correduría Casablancas que ya en su web luce un logo peculiar que integra una clave musical de compás con un bemol imaginado en un pentagrama. Declaración de principios.
Los instrumentos musicales peculiares, como un violín, son fáciles de asegurar dado el bajo riesgo de percances y siniestralidad por accidente y dada la dificultad de ser reintroducidos en el mercado en caso de hurto o robo. Explica Marc Carrasco, de la aseguradora Mussap, con producto propio para instrumentos desde hace dos años, que suelen asegurarse reparaciones y golpes de escasa gravedad “ya que los músicos son muy cuidadosos con su instrumento, a los que tratan como auténticos compañeros de trabajo”.
La cobertura más habitual para instrumentos como el violín atiende sucesos en caso de robo (que comporta daños a las cosas), atraco (con daños a las personas) y hurto (desaparición del objeto). Se incorpora habitualmente la cesión de un instrumento de sustitución en casos de necesidad, según relata Marc Morera: como la desaparición de un instrumento, una especialísima guitarra en este caso, de un músico que alquiló la Alhambra de Granada para el rodaje de un videoclip imposible sin ese elemento; o el de profesionales ante grandes eventos y galas de excepción; o el de estudiantes de nivel superior privados de su instrumento ante un examen de grado superior.
La correduría Casablancas, a raíz de ese enésimo violín para los destacados estudiantes de la familia, introdujo en España desde Francia, Inglaterra e Italia coberturas para instrumentos que no existían. Es hoy líder en un sector que se nutre de grandes instituciones y formaciones como orquestas, bandas, conservatorios y academias; profesionales de primer orden, amateurs y alumnos de varias disciplinas para los que diseñan coberturas especializadas.
Otras compañías como Mussap, a través de sus pólizas “Swing” desarrollan productos a medida para un mercado creciente que protege el bien más preciado para un instrumentista ante percances como daños accidentales, incendios o daños durante el transporte, que son los menos espectaculares pero los más habituales.
Instrumentos únicos e históricos pueden asegurarse como obras de arte con primas especiales
Pero no existen restricciones en cuanto a primas y coberturas, aclara Marc Morera, responsable también de seguros para instrumentos únicos del siglo XVI al XVIII. Tampoco si se trata de un instrumento de una colección privada o de un museo y que no se usa. En estos casos pueden ser asegurados como instrumento musical o como obra de arte.
Como único requisito para asegurar, “el propietario debe saber”, expone este experto, “el valor actual de su instrumento, tener domicilio en España y poseer una cuenta bancaria en el país”. Y no existen límites en cuanto a valores a proteger.
Muchos violines se roban, muchos se pierden, muchos sufren desperfectos… Muchos son localizados o reparados, ante lo cual el seguro también responde. Así, el músico que recupera su instrumento después de denunciar su desaparición o su daño tiene dos opciones: o rehúsa el instrumento y se queda con el dinero del seguro o devuelve esta cantidad y retiene el instrumento. En el caso de que éste aparezca dañado, matiza Morera, “el músico debe tramitar el siniestro del daño y cobrará del seguro lo necesario para su restauración”. Algunas cláusulas cubren, además, la depreciación en caso que el instrumento pierda valor comercial por una reparación o restauración.