¿Cómo puede evitar pagar por daños que otros han causado a su coche compartido? (El País)
20.09.19
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Conozca las coberturas de los seguros de las compañías de ‘carsharing’, sus condiciones y sus franquicias, y prevenga sorpresas desagradables
GABRIELE FERLUGA Madrid 17 SEP 2019 – 00:04 CEST
Un desplazamiento breve, inmersos en el tráfico de la gran ciudad, de unas pocas decenas de minutos, con un coche de una de las compañías de carsharing surgidas al calor de la llamada economía colaborativa: ¿qué puede ir mal? Al igual que con un vehículo privado, un accidente, por ejemplo. Pero los percances pueden haber ocurrido también antes de alquilar el coche: el usuario puede encontrarse con daños que el anterior arrendatario no haya señalado a la compañía; o que hayan sido provocados por alguien que no haya cogido el vehículo de alquiler y posteriormente se haya fugado sin avisar. ¿Qué ocurre en estos casos y cómo funciona el seguro que incluyen los alquileres de vehículos de las cinco firmas de carsharing que operan en Madrid?
Si los criterios que suelen primar a la hora de escoger un coche compartido son las tarifas, el tipo de vehículo o el uso que se le quiere dar, darle al botón de “aceptar” en las aplicaciones de estas compañías sin leer las obligaciones que ello conlleva “es estúpido y arriesgado”, lanza Carlos Lluch, director técnico de la correduría Lluch & Juelich. “En todo contrato de alquiler se genera un depósito de la cosa –el coche, en este caso– que nos comprometemos a devolver en el mismo estado en el que la encontramos”, explica. Por ello, en su opinión, entender bien las condiciones del seguro del coche que se está a punto de alquilar, aunque sea por muy poco tiempo, es esencial. “Hasta cierto punto, puede ser muy bien que el precio por hora sea más barato si el arrendador nos traslada riesgos que él no asume”, incide.
Tres factores clave
Es necesario focalizar la atención, antes de todo, en el ámbito en el que el arrendatario tiene previsto usar el coche. “Hay contratos que delimitan geográficamente el uso, que excluyen las vías no asfaltadas o que obligan a seguir ciertas pautas en el estacionamiento o bien prohíben el uso para determinadas actividades como el reparto o el transporte remunerado de personas”, desglosa Lluch. El seguro será nulo si no se respetan estos límites.
Otro elemento crítico es la actitud del conductor (se penaliza la conducción fuera de las normas de circulación, por ejemplo) o su aptitud (se exige una edad mínima, cierta experiencia como conductor, no haber consumido alcohol u otras substancias, no conducir en estado de fatiga, entre otros). “Si se precisa este tipo de servicios, es importante entender que no sirven para todas las circunstancias”, apostilla Lluch.
Por último, todos los servicios de carsharing disponen de seguros con franquicia (aunque algunos ofrezcan suplementos para eliminarla o fórmulas para disminuirlas). Es decir, en caso de daños, el usuario tendrá que pagar la reparación hasta el importe de la franquicia. Por ello, Lluch destaca que “es importante conocerlas y saber que van a afectar a nuestra economía si se tienen que aplicar”.
Evite pagar por daños que no causó
Para evitar que se le atribuyan daños al coche que nunca ha causado, Lluch aconseja encarecidamente al usuario revisar el vehículo antes de empezar el alquiler. “Si hay daños y están reportados en la app, tomaremos unas fotos de los cuatro lados del vehículo, cuidando que conste la fecha y el geoposicionamiento”, sugiere. Y agrega que “hay que hacer lo mismo al dejar el coche, ya que alguien podría golpearlo o rozarlo entre alquiler y alquiler”, si no queremos que se nos achaquen estos daños.
Y, si el vehículo tiene desperfectos que no se encuentran señalados en la aplicación, informaremos la compañía de carsharing y renunciaremos al alquiler. “Si no lo hacemos, el arrendador tendrá la justificación para reclamarnos todo lo que haya surgido”, advierte este experto, quien aconseja también extremar las precauciones al estacionar, “eligiendo espacios donde sea poco probable que nos golpeen dándose a la fuga”. “Alquilar y despreocuparse no es una buena política”, concluye.
De todas formas, todas las compañías consultadas para este reportaje insisten en la obligación, por parte del usuario, de revisar los daños que tenga el coche antes de empezar a conducirlo y, si no están reportados ya en la aplicación, señalarlos.
Seguros distintos
El mínimo exigible en cuanto a seguros para cualquier coche es el llamado a terceros, que incluye la responsabilidad civil, obligatoria por ley. Este seguro cubre los daños materiales y personales que el coche asegurado provoca a terceros, pero excluye los daños que, en el mismo accidente, se generan al vehículo asegurado o al conductor. ShareNow, la veterana de las compañías de carsharing, que opera en Madrid desde noviembre de 2015 (hasta ahora bajo la marca Car2Go), ofrece un seguro de este tipo, con una franquicia de 500 euros.
La franquicia del seguro de Wible, por el contrario, es de 99 euros, aunque tiene una cobertura más amplia. Esta firma, que opera en la capital desde mediados del año pasado, cubre no solo la responsabilidad civil por daños a terceros, sino también al conductor, el vehículo y el resto de ocupantes del coche, para el caso en que se produzca un accidente imputable al usuario. Es el llamado seguro a todo riesgo.
Este tipo de seguro se aplicará también cuando el cliente es responsable del incidente con un coche de Wishilife, la última firma de carsharing en llegar en el mercado madrileño, hace nueve meses. A cambio de una franquicia de 90 euros, los ocupantes del vehículo estarán cubiertos por la responsabilidad civil por daños materiales hasta 70 millones de euros y materiales hasta 15 millones de euros, con una ampliación hasta 50 millones de euros. La cobertura por fallecimiento del conductor es de 18.000 euros y está cubierta también la invalidez permanente progresiva, con una asistencia sanitaria de tres años.
Modular o eliminar la franquicia
Los clientes de Zity, una compañía que lleva casi dos años operando en Madrid, tienen un seguro a todo riesgo con una franquicia cuya cuantía, a partir del pasado mes de mayo, depende de la edad del conductor: los menores de 26 años tendrán una franquicia de 600 euros, los que superen esta edad, 300 euros. Pero, por cada alquiler que supere los 3 euros hasta el primer accidente, se descontarán de la franquicia 5 euros. Cuando se tenga un accidente, el contador se pone de nuevo a cero.
Seguro obligatorio, responsabilidad civil suplementaria, seguro del conductor (muerte, invalidez y asistencia sanitaria con un límite de 15.500 euros y un año como máximo) y defensa jurídica y reclamación de daños ocasionados al vehículo asegurado o sufridos por el conductor y los ocupantes del vehículo son las coberturas de esta póliza.
En Emov, la franquicia para el seguro a todo riesgo es de 500 euros. Pero la firma, que fue la segunda en implantarse en la capital, en diciembre de 2016, ofrece desde hace tiempo la posibilidad de eliminarla. A la hora de abrir el coche, aparece un mensaje en la app en el que se pregunta al usuario si quiere hacerlo, contra un suplemento fijo de 1,25 euros por trayecto.
TASAS DE SINIESTRALIDAD “BAJO CONTROL”
Pese a no concretar cifras, las firmas de coches compartidos que operan en Madrid minimizan los accidentes sufridos por sus usuarios o provocados con sus vehículos. “Aunque se esperara que en un servicio como el nuestro las incidencias sean continuadas, no es el caso”, aseguran desde Emov, donde afirman que “un alto porcentaje de usuarios contrata la eliminación de franquicia” que ofrece la compañía a cambio de un suplemento.
Si fuentes de ShareNow aseveran que los incidentes que registran están en “la media de los que pueden tener los coches de propiedad privada”, en Wishilife dicen que solo han tenido cinco en sus nueve meses de vida. “La siniestralidad en condiciones de uso racional del vehículo está controlada”, zanjan desde Zity, aunque admiten que “aumenta en días de lluvia o cuando se conduce de forma inadecuada o bajo los efectos del alcohol”. En este sentido, señalan que los momentos más crítico son las madrugadas durante los fines de semana.