Así son los intentos de estafar al seguro que merecen premio (Cinco Días).
20.04.18
_
ICEA premia ocho casos investigados por Pelayo, Mapfre, Caser, Axa, Generali y Fiatc
Las 38 entidades participantes en el estudio lograron destapar casi 166.000 intentos de fraude
RAQUEL DÍAZ GUIJARRO Madrid 20 ABR 2018 – 08:45 CEST
Pese a ser un país de pícaros y estos cada vez más sutiles e imaginativos a la hora de intentar estafar a las compañías de seguros, lo cierto es que los últimos datos demuestran que también las empresas ponen a disposición de sus investigadores cada vez más medios. Las aseguradoras recuperan 48,10 euros por cada euro que destinan a investigar posibles casos de fraude. Esta es una de las principales conclusiones que arroja el informe El fraude al seguro español. Año 2017 que ha publicado este jueves Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras (ICEA).
El estudio ha sido realizado con la información remitida por 38 aseguradoras, entidades que aglutinan una cuota de mercado del 54,5% y lograron aflorar 165.959 intentos de estafa. Durante la presentación del estudio, los expertos pusieron de manifiesto que el fraude al seguro es un delito que perjudica a la sociedad en su conjunto. «Las aseguradoras resuelven los problemas de la gente con el dinero que le pagan sus clientes. Por lo tanto, cuando un defraudador plantea una reclamación indebida o exagerada, lo que hace es tratar de enriquecerse a costa del resto de asegurados», advierte el informe.
El XXIV Concurso sectorial de detección de fraudes organizado por ICEA reconoce las labores de investigación en tres categorías de seguros: automóvil, diversos (que engloba hogar, comercio, comunidades, pymes y responsabilidad civil) y personales (vida, accidentes o salud).
Los intentos de estafa que han sido merecedores del primer premio en cada categoría son los siguientes:
En el ramo de automóviles, la empresa galardonada ha sido Pelayo por un suceso ocurrido en Dos Hermanas, Sevilla.
«Amanece en Dos Hermanas (Sevilla) y parece que será uno de esos días que se tuercen. Todavía con el pijama puesto, el asegurado se entera por un vecino de que alguien le ha dado un golpe a su volkswagen polo blanco, que estaba aparcado en la calle. Para colmo, se ha dado a la fuga. Al recibir la noticia llama a su aseguradora para dar parte. Su vehículo tiene marcas de una colisión fuerte en la parte frontolateral derecha. Su reparación rondará los 3.500 euros. Pueden verse fragmentos de plástico rojo, que parecen ser del piloto trasero de otro coche, así como una letra “S” que se ha debido desprender del vehículo huido. El perito que analiza los desperfectos concluye que es posible que el choque haya sido con un Ford Focus. Modelo de 2001, para más señas. El análisis de los daños también desvela otro dato interesante: el pretensor del cinturón de seguridad del conductor estaba activado, algo que no debía ocurrir pues, según relata el cliente, la colisión se produjo sin haber nadie dentro del coche y estando este estacionado».
Las pesquisas que pone a continuación en marcha la compañía llevan a sus peritos a rastrear varios talleres y concesionarios de la zona y de las investigaciones llevadas a cabo concluye finalmente que quien pretendía ser el perjudicado, el conductor del volkswagen polo blanco, resulta ser quien colisionó hasta con tres vehículos diferentes. El relato inicial se demuestra que es falso.
En la categoría de diversos, Caser ha resultado la entidad galardonada con el primer premio por un intento de estafa cometido por un empresario en la Costa de Cádiz.
«Un empresario asegura su barco de pesca y, apenas cinco meses después, este se hunde frente a la costa de Cádiz. La aseguradora sospecha que el infortunio podría haber sido provocado por varios motivos: la embarcación no activó las señales habituales de alarma y, además, quien acudió en su auxilio fue una embarcación propiedad del sobrino del empresario. Además, apenas unos días antes del hundimiento, el pesquero había recibido permiso para navegar 30 millas mar adentro, cuando antes solo podía hacerlo hasta 10 millas. El lugar del suceso era, por lo tanto, una zona mucho menos transitada y las posibilidades de que hubiera testigos de lo sucedido eran más bajas».
La empresa trató de localizar por todos los medios el buque, para lo que llegó a emplear a una compañía especializada en estas tareas, así como a expertos del Ministerio de Fomento. Las pesquisas arrojan claras contradicciones entre el relato de los hechos y la información, entre otras, que facilita la caja azul del barco. La embarcación hundida jamás fue encontrada, y todos los indicios apuntaban a un posible fraude. El asegurado reclamaba el pago de 325.000 euros por vía judicial. Sin embargo, el juez dio la razón a la aseguradora. Quedó probado que el barco no se había podido hundir tal y como había relatado su propietario. Tenía que haber habido una actuación dolosa o imprudente, concluyó.
Por último, en la rama de seguros personales, el primer premio se lo han llevado las entidades Generali y AXA por un caso desarrollado entre España y Venezuela.
«El protagonista es un hijo de españoles nacido en Venezuela, donde se crio y formó una familia, hasta que, en 2005, decidió venir a España para iniciar una nueva vida en una localidad de la provincia de Castellón. Empezó a trabajar como fontanero e instalador de aparatos de aire acondicionado hasta que, en 2009, perdió su empleo. En este contexto y como en otros años, decide hacer una visita a su país de origen con su mujer. Pero en esta ocasión, contrata cinco seguros de vida y accidentes con unos capitales asegurados particularmente elevados. En marcado contraste, su mujer solo suscribe un seguro de accidentes con una suma asegurada de 30.000 euros para ese mismo desplazamiento. Así, en febrero de 2009, el matrimonio aterriza en Venezuela. Tras pasar varias semanas en el país, un día de marzo el asegurado es atracado mientras conducía un coche. Dos individuos tratan de robarle los 7.000 bolívares que lleva consigo a punta de pistola. En el forcejeo con los asaltantes, el arma que llevaba uno de ellos se dispara y le causa la amputación de varios dedos al asegurado, así como parte de las palmas de sus dos manos. Estas lesiones constituyen una incapacidad permanente total. Ya no podrá volver a ejercer su profesión».
Las empresas implicadas empiezan a analizar el caso y descubren que no hay documentación acreditativa de lo sucedido a pesar de la gravedad de los acontecimientos. Incluso, el perito médico determina que la naturaleza de las lesiones es incompatible con la narración de los hechos que efectúan los implicados.
Si el asegurado, como declaraba, de verdad tenía sujeta el arma con las dos manos mientras forcejeaba con su asaltante, la bala no podía haberle impactado en ninguna de ellas. De hecho, parece un milagro que no resultara herido en otras partes de su cuerpo.
El supuesto lugar donde ocurrió el atraco también resulta sospechoso para las aseguradoras. Varios detalles no coinciden con la realidad. Para colmo, el asegurado declaró haber conducido con las manos gravemente heridas 16 kilómetros hasta un hospital. Esto llama la atención no solo por la proeza física que entraña, sino porque además había dos centros médicos a apenas cuatro kilómetros de donde fue atacado.
En este caso el proceso judicial llegó a durar siete años y alguna de las aseguradoras implicadas llegó a indemnizar al asegurado. Sin embargo, la Audiencia de Castellón reconoció las anomalías del caso y el juez decretó que no estaba suficientemente acreditado cómo se produjo el atraco ni, sobre todo, que este fuera ajeno a la intencionalidad del asegurado. AXA eludió el pago de 717.159 euros, mientras que Generali evitó el desembolso de otros 276.822 euros.
Estos quizás sean ejemplos extremos, de ahí que merezcan ser distinguidos con estos premios por la labor de investigación que conllevan y, en algunos casos, las elevadas cuantías que reclaman los presuntos perjudicados. Pero en términos generales lo que han detectado los expertos es un crecimiento sostenido de los intentos de fraude de pequeño importe. Eso sí, continúan existiendo auténticas redes delictivas organizadas dedicadas a simular siniestros, sobre todo, en el ramo de automóviles. El tipo de fraude varía según la rama. En automóvil, lo más frecuente es la reclamación de cantidades desproporcionadas. En las pólizas de diversos, lo más común son los siniestros simulados. Por último, en los seguros personales las estafas suelen consistir en la ocultación de lesiones o daños preexistentes.